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La periodista francesa Sonia Devillers emprende un día el proyecto de investigar la historia de su familia. Su madre, sus abuelos, sus tíos, todos comunistas
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La periodista francesa Sonia Devillers emprende un día el proyecto de investigar la historia de su familia. Su madre, sus abuelos, sus tíos, todos comunistas y judíos originarios de Rumanía, emigraron a Francia a inicios de los sesenta. Nunca les gustó hablar de aquella época. Hasta que, en el curso de sus pesquisas, un día cae en sus manos un libro de un militar francés que, entre otras cosas, contaba cómo Rumanía había estado vendiendo a sus judíos durante décadas. Había empezado canjeándolos por animales comestibles: terneros, vacas, pollos, ovejas y, sobre todo, cerdos de pura raza. Con el tiempo los había intercambiado directamente por dólares, hasta el punto de que Nicolae Ceausescu, el dictador rumano, afirmaría en una ocasión: «Los judíos y el petróleo son nuestros mejores productos de exportación». Entre esos «exportados», entre esos ciudadanos a quienes el Estado había perseguido de modo implacable, y que habían pagado a precio de oro poder emigrar a Occidente, estaba su familia.